Aclaración: Esta nota representa exclusivamente las opiniones de la autora.
Quiero empezar esta breve discusión (llamémoslo mejor desahogo) expresando la necesidad de cuestionarnos el papel de los autoproclamadxs aliadxs del feminismo, que coincidencialmente solo se alinean con nuestras luchas y manifestaciones cuando les es conveniente. Para hablar al respecto, quiero describir una situación que ocurrió esta semana en la conmemoración del 25 de noviembre, DÍA DE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS VIOLENCIAS EN CONTRA DE LAS MUJERES[1] (Lo pongo en negrilla y en mayúscula porque al parecer varixs asistentes, en un ejercicio de poder nefasto, prefirieron hacer caso omiso del motivo de la congregación).
La movilización inició un poco después de las 2:00 pm frente al Centro de Memoria Histórica, tal como habían presupuestado los grupos feministas que llevaban semanas coordinando la logística de la marcha. Al cuadrarnos nos percatamos de que había más grupos de los esperados, lo cual inicialmente suele percibirse como un gran triunfo, teniendo en cuenta que históricamente nuestras reivindicaciones han sido ignoradas, silenciadas, ridiculizadas y atacadas desde distintos frentes. Ahora, lo que creíamos era un triunfo resultó un fracaso, que a estas alturas ya es repetitivo: en vez de aliados varios resultaron ser oportunistas. Hago referencia específica a quienes fueron a hacerle campaña a Robledo; al representante de progresistas que se pasó unas cuarenta veces por toda la marcha solicitando firmas para la candidatura de Petro; al grupo de las FARC[2] que solo movilizó arengas relacionadas con la implementación de los acuerdos de paz y específicamente; a algunas de las agrupaciones Juveniles del recién fundado partido, que en una lectura desacertada del espacio, les pareció completamente adecuado acomodarse dando la espalda a las demás batucadas, que reitero llevaban SEMANAS coordinando toda la cuestión y que en ese momento se encontraban cantando en contra de la violencia hacia la mujer, vociferando arengas de su partido que no tenían absolutamente nada que ver con el espacio convocado.
Como ya mencioné, esto ya ha ocurrido en varias ocasiones, así que quienes nombro no son los únicos que han incurrido en este tipo de prácticas tan políticamente desacertadas. Por si aún no lo entienden (y como ya ha escrito muchas veces Mia McKenzie) ser aliado no se trata de glorificarse a ustedes mismos, especialmente cuando es a costillas de quienes se supone que están apoyando. Aliarse, idealmente, no debería reforzar los mismos comportamientos opresivos a los que en teoría se estarían oponiendo al apoyarnos.
Ante la situación del 25 de noviembre preferí simplemente alejarme un momento, primero, porque la rabia a veces enceguece y no quería que ese hecho nublara todo lo positivo y fructífero de la gran confluencia de movimientos feministas y manifestaciones artísticas que se presentaron ese día; segundo, porque en ocasiones pasadas cuando yo o alguna de mis compañeras lo ha hecho, lo único que hemos recibido por parte de estos grupos es acusaciones de sectarismo, radicalismo, androginia (JAJAJA YO SÉ), etc.[3] A veces sus compañeras de organización, que se supone también son nuestras, prefieren perdonar y aceptarles todo, antes que cuestionar ese tipo de actitudes tan irrespetuosas. Lastimosamente, a veces son algunas de ellas quienes propician ese tipo de rupturas y lecturas mal guiadas de los espacios feministas[4].
No considero justo, y por eso no lo haré, tener que explicar por qué la violencia contra las mujeres es un tema primordial de nuestras discusiones, ni por qué de todas las manifestaciones feministas, ésta era particularmente necesaria. Lo que sí quiero reiterar, aunque a estas alturas no debería, es que nuestros hitos han sido logrados con las uñas. Todos los días trabajamos arduamente para crear estrategias que le hagan frente a la violencia, desigualdad y discriminación por motivos de género, JAMAS nos han regalado nada, todo ha sido peleado, y dolorosamente muchas mujeres han tenido que morir antes de llegar a donde estamos. Aún así, nos falta esta vida y la otra para seguir luchando, y lo desafiante es que a la par continúan las resistencias por parte de las instituciones hegemónicas, el Estado, la Iglesia, los medios de comunicación, los marcos legales, etc. ¿Qué quiero decir con esto? Las mujeres (cisgénero y trans) merecemos y nos estamos luchando un mundo libre de violencias en nuestra contra; como feministas nuestra voz necesita ser escuchada y nos ha costado mucho empezar a establecer los espacios suficientes para hacerlo.
Lo que sucedió el 25 de noviembre, más allá de ser irrespetuoso con nosotrxs, es una práctica supremamente machista que no tendría por qué seguirse repitiendo. Si su intención de apoyarnos es genuina, tómese el tiempo de ESCUCHAR, infórmese si es necesario de la causa que se supone que está apoyando y no se atreva a exigir que se le eduque, especialmente cuando su actitud no es receptiva de ninguna manera.[5] En cuanto a las manifestaciones feministas, evite llegar con la intención de gritar por encima de nosotras, no intente incorporar a las malas sus propias luchas en nuestra agenda, porque con eso lo que está haciendo es decirnos que las nuestras (en nuestros propios espacios) no son lo suficientemente importantes. Tampoco ignore o ridiculice nuestras reivindicaciones en sus propias organizaciones, parches, partidos, y/o vida cotidiana, para después de la nada fingir que le importamos en tiempos que le resultarían políticamente ventajosos.
Como comenta Jamie Utt, La solidaridad es vitalmente importante en cualquier movimiento que pelee por alcanzar la justicia social, sin embargo, en ocasiones también implica un riesgo tremendo de recrear las grandes estructuras de poder y opresión que se buscan desafiar. Por eso, queridos oportunistxs y falsos aliados, si sus intenciones de apoyarnos NO son reales, si son incapaces de identificar las prioridades de ciertos espacios, o de reconocer sus propios privilegios, les exijo sin diplomacia: FUERA DE NUESTROS ESPACIOS FEMINISTAS.
Posdata: Me alegró mucho compartir el 25 de noviembre con LAS NIÑAS SIN MIEDO, las batucadas, lxs feministas de posturas anarquistas, comunistas, camilistas, farianas, estudiantes, profesionales, entre otras. También me sorprendieron mucho los arrepentidos y verdaderos aliados que marcharon con sus hijxs, y a los que dando la cara reconocieron que habían traficado con mujeres en el pasado. También aplaudo el performance de la Escuela de KickBoxing Rosa Eliva Cely/ Polifonía, y todos los esfuerzos que están haciendo para promover la autodefensa feminista.
A propósito, transcribo algunas de las arengas (algunas son apropiaciones) que más me gustaron para que en futuras ocasiones podamos cantarlas al unísono.
“Si me acosan en la calle ¡YO PELEO!
Si me violan en mi casa ¡YO PELEO!
Si me pegan o maltratan ¡YO PELEO!
¡YO PELEEO, YO PELEEO!
La acción violenta NO es toda igual,
¡Es justa en las mujeres buscando dignidad!”
“Machistas de derecha
Machistas de izquierda
¡La misma mierda son!
¡Violan, maltratan y dicen que NO!”
“Arroz con leche,
No queremos más,
No más feminicidios en nuestra ciudad,
Que quién la mató
Que quién la violó
Son crímenes impunes que nadie vio”
“La la la falda es corta
La la la noche es larga
¡Y nadie! ¡Y nadie!
¡Y nadie nos viola!
¡Y nadie! ¡Y nadie!
¡Y nadie nos mata!”
NOTAS AL PIE
[1] Esta situación que describo ha sucedido por lo menos cuatro veces en lo corrido de estos dos años, por eso me decido a escribir de una vez por todas al respecto.
[2] NO ME REFIERO AL GRUPO MUJERES FARIANAS QUE SE UBICÓ EN OTRO ESPACIO DE LA MANIFESTACIÓN. A ELLAS MIS RESPETOS.
[3] Jamie Utt escribe al respecto que es común que los aliados, quienes usualmente están en posiciones privilegiadas respecto al grupo oprimido que apoyan, responden a la defensiva cuando miembros de dicho grupo les hacen ver cómo están reproduciendo las estructuras de poder a las que se están enfrentando. Sin embargo, también invita a que otros aliados, como él, escuchen estos llamados de atención, reflexionen sobre sus propios comportamientos, transformen sus prácticas dañinas y, lo más importante, pidan perdón cando la situación lo exija. https://everydayfeminism.com/2013/11/things-allies-need-to-know/
[4] A las que les justifican todo (o se justifican a sí mismos) diciendo que es que “ellos no saben que está mal”/”yo no sabía que estaba mal”: con ese argumento se ha normalizado la violencia y desigualdad de género y es necesario parar eso ahora mismo. También, no seamos tan ingenuxs SÍ SABEN Y MUCHAS VECES NO LES IMPORTA.
[5] Recomiendo todos los artículos de Everyday Feminism que cuestionan la exigencia de los aliados de ser educados por nosotrxs. En tiempos de Google, bibliotecas libres y youtube es una falta de respeto irrumpir en nuestros espacios desconociendo completamente nuestras premisas básicas, peor aún, cuando se hace con actitud demandante y altanera que en vez de receptiva busca provocar reacciones de ira innecesarias. https://everydayfeminism.com/2015/06/problem-with-educate-me/