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Literalmente, ¿por qué no puedo decir #YoTambién?


Esta tarde, vi el estado de #Yo También de una amiga mientras tecleaba y borraba #YoTambién, como un comentario hacia ella, unas tres o cuatro veces, antes de decidir ponerle una carita triste y mandarle un mensaje de texto en su lugar. A la luz de todas las noticias sobre Harvey Weinstein y las alegaciones de abusos sexuales y violaciones, mujeres están expresando sus propias historias usando el hashtag #MeToo o #YoTambién para iluminar *solo* la frecuencia en que estos ataques ocurren.

No es como si yo no tuviera suficientes ejemplos. Recuerdo que una vez vi el pene de un hombre adulto cuando tenía 7 u 8 años, solo por un momento. Él había estado coqueteando con mi madre todo el día en un lago, cuando de repente, en mitad de su nado, exhibió momentáneamente sus genitales. Le dije a mi madre de inmediato y nos fuimos a casa, y siempre me he sentido culpable al respecto – incluso ahora, adulta, sabiendo que probablemente él era una persona peligrosa para tener a mi alrededor… pero ni siquiera estaba segura de que él tuviera la intención de mostrármelo, o si su traje de baño se había simplemente caído mientras me observaba. Y supongo que esa es la primera vez en mi vida que le di a un hombre el beneficio de la duda, porque, no sé, me sentí culpable acusando personas de cosas que no han hecho.

En séptimo grado, recuerdo a un compañero de clase agarrándome la cola y preguntándome si mis padres estaban en casa mientras caminábamos hacia nuestras casas desde el colegio. Recuerdo que grité fuertemente en la acera. Nadie me había tocado allí antes y yo estaba tan fuera de base que, literalmente, estaba asustada por la acción. Me sentí humillada por mi reacción. Habíamos estado coqueteando por semanas y estaba en una edad en la que había empezado a querer ese tipo de atención masculina, y no podía creer que cuando finalmente la obtenía, sin importar lo inesperada, que yo no había sido capaz de actuar de forma casual. Él se sintió una mierda, estoy segura. Estábamos en secundaria y todo el mundo estaba haciendo cosas así. Y supongo que esa es la segunda vez en mi vida que le di a un hombre el beneficio de la duda, y la primera vez en mi vida que asumí la culpa por haber actuado de forma torpe cuando un tipo se comportó de forma inapropiada conmigo.

En la universidad tiré con un buen amigo mío. Estábamos muy borrachos y yo casi olvidaba quién estaba encima mío cada vez que cerraba mis ojos. Le dije que se detuviera cada vez que “volvía a mí misma” y recobraba consciencia, y él me confortaba unos minutos hasta que empezábamos a besarnos otra vez, y yo olvidaba de nuevo con quién estaba, hasta que estábamos, eventualmente, teniendo relaciones. Al despertarme en la mañana me sentía fatal. Había estado coqueteando con él por años y no sabía por qué le dije que no esa noche, en vez de aguantármelo y hacerlo. Excepto que sí lo hice, supongo, aguantármelo y hacerlo. Y luego me di cuenta que “técnicamente” me había violado. Y supongo que es la tercera vez en mi vida que le di a un hombre el beneficio de la duda, la segunda vez que en mi vida que asumí la culpa por haber sido torpe, y la primera vez en mi vida que usé una palabra como ¨técnicamente” o “básicamente” o “solamente” para minimizar las acciones de un hombre que me había hecho algo bastante terrible a mí. Técnicamente.

Después de la universidad, estuve en una relación terrible por años. Era, más que todo, abuso verbal y emocional. Pero él frecuentemente me agarraba por los brazos o me sujetaba físicamente cuando discutíamos. Me golpeó repetidamente, solo una vez, pero hizo de cuenta como si hubieran sido unos cuantos golpecitos cariñosos que terminaron siendo muy duros porque estaba borracho. Me violó, solo una vez, cuando llegué una noche a casa borracha, inicié la relación y luego la detuve cuando me dolía demasiado para aguantarla. Pero él me dijo que ya “casi terminaba”, y yo lloraba mientras esperaba que él acabara. Cuando hablé de esto con él, él lo tergiversó y no quiso tomar responsabilidad. Yo era la dramática por mencionárselo. Y supongo que esa fue la cuarta vez en mi vida que le di a un hombre el beneficio de la duda, la tercera vez que asumí la culpa, la

segunda vez que usé un cuantificador como “solamente” para minimizar las acciones de un hombre, y la primera vez que un hombre literalmente me dijo: “no, no lo hice”, cuando le dije: “anoche me violaste”.

Así que, considerando todo esto: #YoTambién.

Sin embargo, me daba cuenta que no podía decirlo. Y, mientras escribo eso, todavía me cuesta decirlo. No porque no sea verdad. Y no porque en este momento, mientras escribo, sea difícil de hablarlo. Hablaría con cualquiera de cualquier experiencia. Soy un libro abierto. Yo… simplemente… de alguna forma… siento que mis experiencias no han sido “suficientemente graves” para decir #YoTambién. Me he recuperado, en su gran mayoría, de todas estas experiencias. Y no pienso en ellas demasiado frecuentemente o me siento profundamente afectada por nada de esto en el largo plazo. Yo no me siento como una víctima. Y, porque no me siento como una víctima, me cuesta llamar a mis experiencias por lo que verdaderamente son: exhibición impúdica ante una menor, agresión sexual, violación, abuso.

Me siento culpable usando esas palabras. Me siento dramática o desesperada por ser parte de una conversación para llamar la atención. Me siento exagerada. Y, verdaderamente, en mi corazón, no logro comprender si lo soy. No puedo confiar y no confío en mi propio juicio sobre la gravedad de menos que agradables episodios que me han ocurrido en mi vida. Nunca ha sido un asunto de que yo haya pensado que la gente “no me creería”. Se ha tratado de un asunto de que yo, escasamente, “me creo” a mí misma. Y no sé qué dice eso de mí.

Pero sí sé esto: mi actitud, mis sentimientos y mi baja autoestima son parte del problema. Yo me considero generalmente una mujer fuerte, educada, feminista, con una plataforma decente donde mi voz puede ser oída. Sin embargo, tengo dificultades identificando estos eventos y, más aún, los excuso cuando me ocurren a mí. Eso no está bien. No tienen que ser “suficientemente graves” para que cuenten. Y sin importar si me siento cómoda o tú te sientes cómoda diciendo #YoTambién, todos debemos admitir que hay un problema.

Por: Veronica Ruckh para la plataforma Total Sorority Move.

Traducción: Daniella Tamayo Correa


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